LECCION 6: MESSAGE IN A BOTTLE, por JOHN QUERAS

No me refiero al largometraje (muy, muy largo se hacía) que protagonizó el cada vez más alopécico Kevin Costner, allá por el 99, sino al himno que el bueno de Sting, escoltado por toda su Police, popularizó dos décadas antes. Como decían los británicos, es cierto que dentro de una botella puedes enviar un mensaje, pero también puedes conseguir que el mensaje salga de ella. Eso son las fragancias: misivas invisibles que, en lugar de leerse, su huelen. Al igual que la ropa que llevas, la música que escuchas o los libros que lees, el perfume que elijas dará muchas pistas sobre cómo eres: no es lo mismo ir en chándal de tactel que dentro de un tres piezas de Tom Ford.
Ojo, no estoy haciendo de menos al chandalí de toda la vida, sólo digo que hay que saber escoger un look y una fragancia acordes a la situación y al momento. Y no hay por qué decidirse sólo por una, puedes ser infiel e ir cambiando según el día, la hora o la ocasión. El escéptico de turno estará ahora mismito negando con la cabeza y diciendo que él pasa de dejarse 70 leurazos del ala en una colonia. Eso sí, se gasta 300 en una videoconsola y ni parpadea. Aviso para todos los incrédulos: el olfato es el único sentido que conecta directamente con el sistema límbico, que es la parte del cerebro que controla las emociones. Ahí es nada. Por eso, es importante encontrar las esencias que mejor te van y con las que te sientes más a gusto. En este tema, la única forma de acertar es probar, oler mucho. Aquí no vale eso de mi amigo me ha dicho o he visto en una revista o creo que ésta mola mucho… Tienes que ir a las tiendas, grandes almacenes, perfumerías o donde alga falta y catarlas en persona. Te recomiendo que, además, la pruebes directamente en tu propia piel, eso de que te la den a oler en un cartoncito no es para ti. Tú ya eres un profesional y sabes que las esencias varían muchísimo de una piel a otra. De hecho, crear una fragancia es un proceso muy, muy complejo. Los perfumistas o narices (la Esteban queda exenta) afrontan su creación como si se tratara de una composición musical, dividiéndola en tres tipos de notas: salida (la primera impresión), corazón (el espíritu de la fragancia) y fondo (son las notas que perduran en la piel). Pero la elección no será fácil debido a la avalancha de novedades. Hasta hace poco, una fragancia tenía que cumplir 10 años en el mercado para ser considerada clásica. Ahora, y debido a la cantidad de lanzamientos que se producen anualmente, algunas marcas ya las elevan a este nivel pasados tres años. Para salir de dudas, hemos preguntado a Karyn Khoury, VP de Desarrollo de Fragancias de Estée Lauder, y esto es lo que nos ha contestado: “no creo que se pueda considerar una fragancia clásica con sólo tres años de vida. Sí es cierto que el gran número de lanzamientos afecta directamente a la percepción que tenemos del éxito de una fragancia. Pero, personalmente, considero que tres años es muy poco tiempo para definirla como clásica. Un verdadero clásico sigue necesitando 10 años seguidos de presencia en el mercado y de aceptación por parte del consumidor”. Para terminar el post de hoy, me gustaría arreglar el desaguisado creado por el cine en cuanto a perfumarse se refiere. La gran mayoría de los gestos que vemos en las pelis son contraproducentes. Por ejemplo, eso de echarse unas gotitas detrás de la oreja es un error muy común: esa zona está repleta de glándulas sebáceas que desvirtúan la esencia original. Aplicarse la fragancia en las muñecas es correcto, pero después nada frotarlas entre sí: con este ese gesto rompemos la cadena del perfume. Lo mejor es la aplicación en los puntos del pulso (muñecas, brazos, cuello) porque en ellos la temperatura corporal es más alta, lo que ayuda a que la fragancia crezca. El mundo de las esencias es apasionante y en próximos post hablaremos sobre las familias y las pirámides olfativas, las concentraciones de aceites esenciales… Como dice Nelson Muntz, el abusón de los Simpsons, “hasta que nos olamos”.
John Queras recomienda:

–For Him de Narciso Rodríguez: ésta es la tuya si te gustan el pachuli y la violeta. Es perfecta para una quedada nocturna porque contiene aceite de almizcle, que le da un toque muy sensual y feromónico. Deberían entrarte mujeres misteriosas, enigmáticas y complejas, de ese tipo que jamás responde a una pregunta con un sí o un no. Cuesta 64 €.
–Grey Vetiver de Tom Ford: ésta es la tuya si te gustan el vetiver, la naranja y el pomelo. Es perfecta para hacerse un cine en versión original en sesión de madrugada. Y si es para ver A single man, la peli que ha escrito y dirigido el propio Tom Ford, mejor que mejor. Deberían entrarte mujeres a las que les sobra la clase, seguras de sí mismas y con mucho carácter. Cuesta 74 €.
–Challenge de Lacoste: ésta es la tuya si te gustan el limón, la lavanda y el ébano. Es perfecta para un plan mañanero, un aperitivo intenso de los que terminan a las diez de la noche o para un tranquilo paseo dominical. Deberían entrarte jóvenes urbanitas, modernas, tecnoadictas y deportistas. Cuesta 39,50 €.
–Boss Bottled de Hugo Boss: ésta es la tuya si te gustan la manzana verde, la canela y el sándalo. Es perfecta para una reunión de curro, una cena de gala o para el día que tienes que ir a conocer a tus suegros. Está a punto de cumplir 12 años en el mercado. Eso lo dice todo. Deberían entrarte mujeres elegantes, sensuales y muy sofisticadas. Cuesta 50,50 €.
Precios para 50 ml.