Tengo muchos amigos, no un millón como reza la canción del mítico Roberto Carlos, pero sí de muchas profesiones y entre ellas, peluqueros. Debe ser porque, como confieso habitualmente, amo mi pelo intensamente y siempre he preocupado de darle lo mejor de mano de los mejores. Hace unos días, recibí una petición de Manuel Ansótegui, conocido como Macavi en el universo capilar. Quería saber cuál era mi opinión sobre la peluquería artística, esa que nos muestra moños, cortes, formas y colores imposibles, por no decir espeluznantes, pero que dicen crear tendencia. Un horror, pensé, que prácticamente no favorece a nadie por guapo que sea y que por supuesto jamás en mi vida dejaría que me colocaran en la cabeza al no ser que quisiera dar el golpe en una fiesta de carnaval. Seguí leyendo su reflexión y, con permiso de bellezaenvena, he decidido trasladarla a todos sus lectores. Porque sois vosotros quienes, como yo, tenéis cabellera y presupongo que si leéis este blog queréis hacer de ella un atrezo de estilo personal y no un laboratorio de experimentos de profesionales con aspiraciones de artista del tupé. Ahí va. A ver qué os parece, porque yo estoy con mi amigo Manuel, lo de “antes muerta que sencilla”, casi siempre peca de hortera y se aleja de la elegancia. Extravagancias, las justas y reservadas a los genios, que son quienes las saben hacer y, a veces, hasta les salen mal……
Siempre me he identificado con la manera de ver y sentir la peluquería de los grandes peluqueros franceses: Dessange, J.L. David, Bruno, Harlow, Gallon, etc. Todos consideran que la primera virtud de un peluquero es hacer a las mujeres atractivas, más deseables, o como dice Jean Louis David con ese algo nuevo que hace volver la cabeza. Yo no soy un artista, decía, soy una artesano actualista, mi fin es captar el deseo y las necesidades (a veces inconscientes) de la nueva mujer y ese todo transformarlo en estilos que sugieren la modernidad”. ¿Por qué expongo esto? La lectura de una reflexión sobre la música culta y la modernidad de A. Baricco fue la chispa. “La música culta contemporánea, afirma, hoy es sustancialmente una realidad mantenida en pie artificialmente, que algunas máquinas homologadas mantienen con vida, y que el público sigue sin entender y es de hecho el objeto de deseo de una minoría, y esto no es un juicio sino la simple constatación de un fenómeno, el vistoso distanciamiento entre música contemporánea y público de la modernidad, y puesto que el viaje no tiene sentido ¿por qué no se levanta alguien y pide amablemente que se acabe con ello de una vez por todas?” Pensé que se podía decir exactamente lo mismo sobre la peluquería “arte”. Cada día veo y leo más reportajes sobre este estilo de peluquería que, con el apoyo de algunas revistas y firmas comerciales, animan a mis colegas a seguir ese camino; el de una peluquería que no es consecuente con las necesidades de la mujer de hoy; con peinados difíciles de realizar y sobre todo mantener después de practicar algún deporte, echarse una siesta o lavarse el cabello en casa. Una filosofía que entiende el peinado como una obra de arte independiente de la mujer. Son estilos que no prosperan en las calles, porque no satisfacen sus necesidades. ¿Un intento de buscar algo nuevo? Es un argumento que falla a quien más le importa, la persona que lo tiene que llevar y peinar. No estoy en contra del peinado de fantasía cuando está avalado por un desfile de Galliano o un centenario como el de L’Oréal; donde veo desencuentro es en creer que este es el camino para el prestigio de la peluquería española. Si queremos rozar el glamur francés o la técnica inglesa, nada mejor que seguirle la pista a los despectivamente llamados “peluqueros comerciales”. Sí, esos que incorporan las novedades técnicas a estilos ponibles e innovan guiados por aquello de facilitarles la vida a sus clientes y no de complicársela. Complacer al público es todo un arte y ese, a mi juicio, es el camino del éxito y el prestigio. Lo que no significa que esté en contra de lo nuevo, sino de que lo nuevo sea sólo lo estrafalario y churrigueresco, algo así como “yo hago virguerías y tú no”. Estoy abierto al debate porque es de la confrontación de opiniones de donde surgen las tendencias, razón por la que me gustaría que medios de comunicación y firmas se esforzaran más en crear opinión y menos en ofertar lo último aunque lo último sea un desatino comercial. Que opinen los Llongueras, Romi, Pascual, Rizos, Paul Gehring, Mikel Lucea, Sampedro, Oscar G., F. Perez, C. Morales, L’Salon, Y. Aberasturi o periodistas como Beatriz Peña, Itziar Salcedo, G. Benito, y un larguísimo etcétera, con distintos puntos de vista. Y por supuesto, que opine el público que es al fin y al cabo quien llena los salones y sale a la calle a diario”. M. Ansótegui (artesano actualista con la mejor intención). Pues, eso, a opinar.

1 Comentarios

  • Anonymous
    Posted 7 March, 2010 10:06 pm 0Likes

    Soy peluquero y me identifico con la defensa que hace Macavi de la peluqueria femenina real y normal frente a las tendencias que mas bien despistan a profesionales y clientes.
    El cuidado del cabello, especialmente femenino, responde a multiples razones pero en este comentario solo quiero destacar una que es la identidad, el cabello es parte de la identidad de la persona, no lo convirtamos en un disfraz.
    La imagen de una persona es en realidad el feflejo externo de su mundo interior y las mujeres se expresan y se comunican a traves de su imagen y muy especialmente de su cabello.
    Los peluqueros estamos para ayudarlas en ese proceso de identidad y de comunicación y solo entendiendolas podremos llevar a cavo nuestro trabajo.
    Esta forma de entender la profesión no es muy espectacular pero si muy interesante, por eso yo tambien creo que mereceria la pena fomentar un debate que nos permitiera una visión desde muy variados angulos y sirviera para orientar mejor a los que estan dentro y fuera de la peluquería.

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