No sé a vosotras pero a mi en verano me apetece rociarme con aromas frescos, de esos que huelen a limpio. Opciones hay para aburrir. Desde el clásico Nenuco, que aunque es estupendo una ya no tiene edad para ir oliendo a bebé, a las versiones más refrescantes de los perfumes de moda. En este campo existen unos cuantos clásicos que, esos si que no atienden a las modas porque son buenos y diferentes, luego les salen imitadores pero claro las copias raramente se acercan a la perfección del imitado. Uno de esos aromas intemporales es, al menos para mí, Eau de Campagne de Sisley, creada nada menos que en 1976. Tiene un aroma muy peculiar, entre otras cosas porque uno de sus ingredientes es la hoja de tomate verde, y es de esas fragancias en las que cuando te cuentan la historia de su creación te la crees porque lo hueles. Os cuento. Está inspirada en un paseo por una propiedad familiar, en la Provenza francesa, de los Condes d’Ornano, los propietarios de Sisley y realmente entiendes a qué huele esa propiedad y también comprendes perfectamente lo que es un perfume verde porque huele a césped recien cortado y a campo. En verano resulta perfecta porque es tónica, refrescante, sencilla y sobre todo, y siento repetirme, diferente. No en vano su creador es uno de los mejores “narices” del mundo: Jean Claude Ellena, artífice de algunos de los mejores perfumes que han lanzado, entre otras firmas, Bvlgari, Cartier, Armani, Yves Saint Laurent, Aqua di Parma, Van Cleef and Arpels,… y podría seguir aunque desde el año 2.004 Hermès lo tiene en exclusiva para crear sus estupendas fragancias. En estos cinco años en Hermès se ha “inventado”, entre otros, Un jardin sur le Nil, Elixir des Merveilles, Terre d’Hermès, Kelly Calèche, Un jardin après le Mousson, Eau de Gentiane, Eau de Pamplemeusse Rose… En fin, a lo que íbamos, Eau de Campagne se vende en tres tamaños 50 ml (62 €), 100 ml (84 €) y 250 ml (146 €). Ah, además de la hoja de tomate verde, entre sus notas olfativas más representativas se encuentran la albahaca, el limón, el jazmín, el geranio, el musgo de roble, la ciruela, las hierbas salvajes… Vamos como para que no huela a campo ¿verdad?

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