Con la llegada del buen tiempo se intensifica la práctica de deportes al aire libre. Sin embargo a pesar de lo agradable que resulta hacer ejercicio con una temperatura benigna no hay que bajar la guardia ya que los peligros para la piel se acentúan con el sol y el aire. En cuanto aparecen los primeros rayos hay que tener claro que el protector solar debe convertirse en nuestra sombra. Todavía son muchos los que cuando se tumban en la playa se “embadurnan” de fotoprotector y se olvidan de él cuando van a jugar al tenis o al golf. El sol no sólo quema a la orilla del mar, perjudica en cualquier sitio y si cabe aún más en la montaña ya que el efecto dañino de las radiaciones ultravioletas aumenta en un 15 por ciento cada mil metros de altitud. Por eso siempre que se permanezca al aire libre, se haga ejercicio o no, y sobre todo cuando se lleva poca ropa hay que prestar atención a las partes del cuerpo que quedan al descubierto. De lo contrario podemos acabar con un cuerpo atlético pero con una piel hecha una pena. Para que esto no suceda nada como saber protegerse dependiendo del ejercicio que se practique. Las gorras, las camisetas, las gafas de sol y el protector solar se convierten en el kit básico del verano a la hora de practicar deportes como el tenis, paddle, ciclismo, golf, fútbol, senderismo, etcétera. Ah! y a la hora de aplicarlo no hay que olvidar la parte trasera del cuello, una zona que se suele quemar con mucha facilidad y bastante a menudo.

 

Fotografías © Garnier

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